La vida sin risas es un hastío y esa necesidad de sonreír, naturalmente, también la poseen los niños. Bajo esa idea, te presentamos a continuación chistes para niños.
Los mejores chistes para morir de risa
-Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo y tan bueno?
-No lo sé, hijo; pregúntale a tu abuelo que él te va a saber contestar.
Un hijo le pregunta a su padre:
-Papá, ¿qué quiere decir sintaxis?
-Que debes tomarte siempre el autobús.
Un gato caminaba por un tejado maullando:
-Miau, miau.
Otro gato que se lo cruza responde:
-Guau, Guau.
-Pero por qué ladras si tú eres un gato.
El otro gato contesta de manera cortés:
-¿Acaso un gato no puede aprender idiomas?
Un niño se encuentra con otro y le dice:
-¿Te gustan mis gafas? Son nuevas.
– Pues la verdad es que no mucho.
-Son progresivas.
-Bueno: entonces ya me irán gustando.
Un niño llega al parque, se le acerca un amigo y le dice:
-¡Tienes puesto un zapato marrón y otro negro!
Y el niño contesta:
-Eso no es nada: tengo un par igualito en mi casa.
¿Qué es una mariposa? Es una mosca tuneada.
Había un hombre tan pequeño que se subió arriba de una canica y expresó felizmente:
-Finalmente el mundo es mío.
Entra un niño a una farmacia y dice:
-Quiero unas gafas.
El farmacéutico le pregunta:
-¿Para el sol?
Y el niño responde de manera muy rápida
-No, para mí.
Un niño, mientras jugaba se detiene y le pregunta a su padre:
-Papá, ¿qué me vas a regalar para mi cumple?
El papá señala un coche rojo increíble que hay aparcado y le dice:
-¿Ves ese coche de ahí?
El niño emocionado le contesta que sí
Entonces el padre, muy serio, le contesta:
-Una camiseta de ese mismo color.
Un niño, preocupado, le hace una importante pregunta a su padre:
-Papá, ¿cómo se dice perro en inglés?
-Muy fácil, querido hijo: se dice dog.
-¿Y cómo se dice veterinario?
-Se dice, hijito, dog-tor.
Llega a la casa el hijo apesadumbrado y le dice a su madre que tiene una buena y una mala noticia.
-¿Con cuál quieres que empiece, mamá?
-Empieza con la buena, hijo.
-Me saqué un 10 en inglés.
-Muy bien, hijo. ¿Y cuál es la mala?
-La mala es que era mentira.
Chistes de Pepito
Pepito le pregunta a su maestra
-Maestra, ¿usted me castigaría por algo que yo no hice?
-No, Pepito, ¡por supuesto que no!
-Bueno, no hice la tarea maestra.
Llega el profesor y se pone a repartir las notas
-Luisito, toma, has sacado un diez; Pedrito, tú has sacado un ocho; muy bien también. Juanito, un seis pero apruebas, bien. Pepito, tú has sacado un cero.
-Pero profesor, ¿yo por qué he sacado un cero?
-Pues porque te has copiado del examen de juanito.
– ¿Yo? ¿Y usted cómo sabe eso?
-Pues porque has contestado las primeras cuatro preguntas igual que él y en la quinta, cuando juanito pone que no lo sabe, tu pusiste que tampoco lo sabías.
-Pepito, ¿sabes la carga de un electrón?
-Negativo.
-¿Y la del protón?
-Tampoco.
-Pepito, ¿por qué es famoso Colón?
-Por su memoria.
-¿Cómo por su memoria?
-Claro, porque en un monumento dice: «A la memoria de Colón».
-Pepito, dame dos pronombres.
-¿Quién, yo?
-Muy bien, Pepito.
El profesor le pregunta a Pepito en clase de matemáticas.
-Pepito, si en un bolsillo de un pantalón tienes 10 euros y en el otro tienes 100 billetes de euros, ¿qué tienes en total?
-Seguramente los pantalones de oro, profesor.
-Pepito, ¿tú rezas antes de comer?
-No, señor cura, mi madre es muy buena cocinera.
Y ese mismo día, un rato más tarde, el cura le hace otra pregunta.
-Pepito, ¿tú sabes cómo mato David a Goliat?
– Sí, señor, con una moto.
-¿Con una moto? No, Pepito, era con una onda.
-Ja, no sabía que quería que también le dijera la marca de la moto.
La profesora le dice a Pepito
-A ver, Pepito, si yo dijo fui rica es en pasado, pero si yo digo soy hermosa, ¿qué es?
-¡Demasiado imaginación, querida profesora!
En una ocasión Pepito se puso a vender huevos dentro de una iglesia.
-Huevos, huevos, a diez pesos cada uno.
Y el padre, dando misa, muy molesto dice:
-Saquen a ese niño de los huevos.
-Mejor de la orejita, querido padre.
El papá de Pepito le pregunta, al llegar éste a la casa, como le ha ido en el colegio.
-Pepito, ¿cómo te salieron los exámenes de hoy?
-Pues, no lo sé, papi, porque los profesores son muy religiosos.
-¿Religiosos? ¿Y eso qué tiene que ver?
– Pues mientras leían mis exámenes nos paraban de decir: «ay Dios mio», «Santa María Purísima», «la Virgen Santa».
Chistes de locos
Se van un grupo de locos a cazar. Están ahí haciendo su actividad y dos locos se pierden, se despistan. Pasa el tiempo y los locos que no encuentran a los demás empiezan a hablar:
-Oye, ¿y si disparamos para que nos oigan?
-Vale, dispara tú.
Pasa una hora y nada, así que uno le dice al otro:
-No nos han oído; disparo yo ahora.
Dispara, pero no aparece nadie. Al rato uno de ellos dice:
-Oye, dispara ahora a ver si en estos momentos tenemos un poco más de suerte.
-No puedo, camarada, me he quedado sin flechas.
Entra un médico a una sala llena de locos y encuentra que cuatro están jugando a las cartas, mientras un quinto está subido arriba de un armario. El médico mira extrañado y, finalmente, le pregunta a aquellos que estaban entretenidos con las cartas:
-¿Y ese qué está haciendo ahí?
-Está muy loco; se cree que es una lámpara.
-¿Ah, sí? Baja inmediatamente de ahí.
-¿Pero qué hace? ¿No se da cuenta que sin luz no podemos jugar?
Dos locos van caminando por la calle y uno le dice al otro:
-Mira, hay un reloj en el suelo.
-Si-contesta el otro-, es que a veces se me adelanta.
Va un loco paseando una piedra atada de una cuerda. Uno de los médicos lo ve y le pregunta:
-¿Qué, paseando al perrito?
-Pero qué perrito, ¿no se da cuenta que esto es una piedra?
-Vaya, muy bien, parece que está curado. Lo voy a dar de alta.
Una vez que el loco está en la calle con su piedra en la mano le dice a ésta:
-¿Viste Boby? Era obvio que si no ladrabas nos iban a permitir salir de ese lugar feo y aburrido.
Estaba en el manicomio un loco muy tranquilo mientras el resto de sus compañeros trabajaban. Un médico, que paseaba por ahí, lo ve y le dice:
-Oye, ¿por qué tú no trabajas? ¿No ves que el resto de tus compañeros lo hacen?
-Es que estoy loco, señor.
-Todos están locos-replica el doctor.
-Sí, pero yo no estoy tan loco.
¿Qué hace un loco golpeando a un reloj?
Está matando al tiempo.