La cultura Huari o Wari fue una civilización aborigen de origen andino que habitó varias regiones del actual Perú entre los siglos VII y XIII. Fueron una cultura de gran carácter expansivo, extendiendo sus dominios a los territorios hoy pertenecientes a Lambayeque, Arequipa y el Departamento del Cusco. Junto con los Incas, los Wari también llegaron a ser considerados una civilización de carácter imperial, debido a sus extensos territorios conquistados y sus niveles de organización interna. De igual forma, puede ser considerada una de las culturas más importantes de Los Andes en el período previo a la conquista.
La cultura Wari se caracterizó por ser altamente militarista y expansionista. Llegaron a conquistar muchos territorios colindantes mediante la lucha y sumisión de los más débiles. Su capital siempre fue la ciudad de Wari, hoy ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de Ayacucho. Debido a su amplia presencia, que va desde la sierra hasta la costa, los Wari han dejado muchos vestigios que han permitido dilucidar las capacidades de desarrollo y tecnologías que supieron implementar en su época, para enfrentar los obstáculos que les imponían las variadas condiciones de su entorno.
Historia de los Wari
El período de existencia de la civilización Wari se extiende por varios siglos, y ha sido clasificada según etapas numeradas por los especialistas. Estas etapas son seis: 1A, 1B, 2A, 2B, 3 y 4. Este sistema fue acuñado por el investigador D. Menzel. En la primera de estas etapas se funda la que sería la ciudad capital: Wari. Comienza a consolidarse una nueva cultura, con gran influencia de otras civilizaciones menores (según las evidencias), como lo fueron los Tiahuanacota.
Wari, la capital, comienza a crecer con el paso del tiempo, atrayendo a una gran cantidad de personas del campo a la ciudad. Esto lleva al Estado a instalarse de manera más estructurada para mantener el control sobre la población. La expansión conduce al establecimiento de enclaves y provincias en las áreas adyacentes a la capital.
En las zonas más alejadas es mucho más evidente la influencia que los Wari reciben de las culturas más pequeñas y locales, especialmente en los aspectos arquitectónicos y artesanales. Con el tiempo, y a pesar del tamaño y presencia de los Wari en vastos territorios, el poder permanece centralizado en la capital.
Las últimas etapas de expansión comenzarían antes de cumplirse las condiciones que llevarían a los historiadores a clasificar a los Wari como un imperio. Para entonces ya existen ciudades periféricas de gran importancia, y no simples asentamientos. Durante esta etapa comenzó a ganar prestigio el templo religioso más importante de toda la cultura Wari: Pachacamac, cuyo estilo estructural y ceremonial comenzó a expandirse hacia otros centros religiosos.
Las últimas etapas calificativas de la cultura Wari representarían el declive del imperio y su eventual desaparición. Comenzaría con el declive interno dentro de la capital Wari, y se complementaría con una serie de cambios climáticos y naturales que modificarían las condiciones de vida de la población. Se estima que a pesar de la desaparición de la cultura Wari y su capital, Pachacamac continuaría siendo un sitio religioso de gran prestigio por muchos años más.
Características del Imperio Wari
En su apogeo, el imperio Wari manifestó mucho más claramente las influencias tiahuanacotas que se percibieron desde su nacimiento como civilización. De igual manera, absorbió las características culturales y militares que la cultura huarpa, también presente en los territorios ayacuchanos, cuyo comportamiento militarista se debió a la constante lucha librada en las regiones montañosas.
El Imperio Wari, en su capital, llegó a manifestar una gran cantidad de edificaciones de carácter público, entre las que se han podido identificar estructuras que funcionaban como instituciones públicas, mausoleos, templos menores, residencias y criptas. Los canales que garantizaban el suministro de agua rodeaban gran parte de estos edificios.
La arquitectura de la ciudad de Wari presentó una composición de piedra y barro principalmente. Se estructuró en zonas según su densidad de población e importancia gubernamental. En su momento de mayor expansión, la ciudad tenía una superficie ocupada de aproximadamente 2000 hectáreas.
La expansión del Imperio Wari fue tal que más de 20 provincias vecinas, de carácter civil y religioso, fueron controladas eficientemente desde la ciudad capital de Wari. Durante el declive de la civilización, algunas de estas provincias lograron mantenerse en pie por un tiempo más largo que la propia capital.
Economía
A diferencia de otras culturas aborígenes, los Wari manejaron su sistema económico y comercial de una manera muy particular. No manejaron el concepto de moneda ni ningún sustituto de la misma; lo mismo con el mercado. El Estado era responsable de la producción, distribución y suministro de recursos a la población Wari.
El control de este sistema se mantuvo gracias a los centros provinciales de administración y abastecimiento, que garantizaron la distribución en las regiones más alejadas de la capital. El sistema económico Wari se basó en la implementación de la tributación y el cambio como formatos de transacciones financieras.
Tecnología
Una de las principales innovaciones tecnológicas atribuidas a la cultura Wari, a partir de los vestigios encontrados, ha sido la implementación y aplicación de la metalurgia, utilizada para manipular y transformar el bronce, el cobre y el oro. De acuerdo a las evidencias encontradas, se ha concluido que los Wari fueron capaces de implementar efectivamente técnicas existentes hasta el día de hoy, como el laminado, vaciado, forjado y martillado.
De igual manera, cabe señalar que el desarrollo de estas técnicas es únicamente Wari; es decir, no parece haber tenido la influencia de otras civilizaciones. En algunos rincones de los antiguos asentamientos Wari se han encontrado estructuras que debían ser un taller para el procesamiento metalúrgico exclusivo de materiales y minerales como el cobre y el oro.
El Gran Complejo Religioso de los Wari
Está comprobado que los Wari se adaptaron y sumaron también al gran complejo religioso de Pachacamac. Incluso si los edificios y templos más antiguos datan de la cultura Maranga, la ciudad solo comenzó a florecer y extendió su influencia a las regiones exteriores durante la época Wari. El santuario estaba dedicado al dios Pachacamac, «el Creador del Mundo». Este era el lugar más importante para los peregrinos en la región costera en ese momento y atraía fieles de todo el Perú. La excavación reciente de cuatro momias Wari en la Huaca Pucllana en Miraflores muestra el dominio de la cultura Wari en la región Lima.
Mayormente desconocido es el hecho de que la cultura Wari no solo extendió los sistemas de irrigación dejados por Chavín y Maranga, sino que también se cree que fue la primera en utilizar una tecnología de campo en terrazas y en conectar sus asentamientos con una extensa red de caminos, dejando un legado significativo. para los Incas cuando comenzaron a expandirse varios siglos después.