El mito de Perseo y Medusa es uno de los mejores cuentos de suspenso de la mitología griega. Con una trama prometedora que se complica a medida que avanza la historia, este mito tiene un escenario típico de Hollywood, donde el personaje principal aún no ha nacido en el momento en que se determinó su destino. Aquí, presentaremos solo una versión corta de este mito para que los niños puedan disfrutar y fantasear.
Perseo y el oráculo
El oráculo de Delfos le dijo a Acrisio, el rey de Argos, que su propio nieto lo mataría algún día. Este nieto sería el hijo de su hija Danae. Asustado por el futuro y su destino, el rey Acrisio decidió privar a su hija de cualquier posible relación sexual, apareamiento y parto, así que construyó una habitación bajo la tierra y encarceló a Danae allí.
Sin embargo, como dice la leyenda, Zeus se acercó a ella en forma de lluvia dorada, atravesando las paredes de la cámara y el cuerpo de Danae. Y es allí donde Perseo nació. Al escuchar la noticia pero no creer que Zeus era el padre del recién nacido, Acrisio dejó que su hija y su nieto salieran al mar en un arca. Finalmente llegaron a las costas de la isla de Serifos, donde fueron salvados y adoptados por una pareja local, el hombre era el hermano del rey de la isla, Polidectos.
Cuando Perseo se convirtió en un joven guapo y fuerte, una vez más se encontró con un rey, esta vez el Rey Polidectos, que quería que Danae se convirtiera en su esposa. Sabiendo que no tendría a la mujer para sí mismo mientras Perseo estuviera allí para protegerla, el rey hizo un plan para enviarlo no solo muy lejos, sino también a una misión peligrosa. Polidectos le dijo a Perseo que le llevara la cabeza de la gorgona Medusa.
Perseo y Medusa
Medusa era una de las tres hermanas, las gorgonas, pero ella era la única mortal. Algunas versiones dicen que las tres nacieron como monstruos, pero los mitos predominantes las tenían como hermosas doncellas. Medusa era tan hermosa que Poseidon estaba loco por ella, pero a esta ultima no le importaba; Poseidón decidió convertirlas a ella y a sus hermanas en monstruos con serpientes vivas cubriendo sus cabezas. Medusa mantuvo su hermoso rostro, pero todo lo demás era monstruoso. Y quien se atrevía a mirarla a la cara terminaba convirtiéndose en piedra.
Perseo tuvo una tarea difícil. Pidió ayuda a Atenea y Hermes, y dos de ellas, junto con las ninfas, le proporcionaron sandalias aladas para llevarlo hasta el fin del mundo donde vivían las gorgonas, una gorra que lo hacía invisible, una espada y un escudo espejado. Esta última fue la herramienta más importante que tuvo Perseo, ya que le permitió ver un reflejo del rostro de Medusa y evitar que se convirtiera en piedra.
Cuando cortó la cabeza de Medusa, de las gotas de su sangre aparecieron de repente dos descendientes: Pegaso, un caballo alado, y Chrysaor, un gigante o un jabalí alado. Se cree que esos dos eran hijos de Medusa con Poseidón. En cualquier caso, una vez que cumplió su tarea, Perseo regresó y escapó de las hermanas de Medusa que trataron de alcanzarlo. Más tarde, el mismo usó la cabeza de Medusa como arma en muchas ocasiones hasta que le dio la cabeza a Atenea para colocarla en su escudo.
El mito de Perseo y Medusa fue una de las inspiraciones más poderosas para muchos artistas en la antigüedad, pero tampoco ha perdido su importancia artística hasta nuestros días. Las pinturas y esculturas del momento de la decapitación o el retrato de Medusa son famosos en todo el mundo. Una de las obras de arte más conocidas es el escudo de Medusa de Caravaggio, pintado a finales del siglo XVI. Está expuesto en el museo de los Uffizi en Florencia. Cerca del museo, en la plaza principal de Firenze (Florencia) hay una escultura de Perseo.